Caminamos por al menos diez
minutos hasta llegar a un viejo edificio de ladrillos rojos, con varios pisos
de altura. Encima de la gran puerta de hierro negra había un cartel que rezaba
“Biblioteca El Portal” y al pie de la entrada descansaba una pequeña alfombra
raída que me daba la bienvenida.
Con una sonrisa resplandeciente,
entré al lugar detrás de Albano. Me encontré con una enorme sala, con sus
cuatros paredes tapizadas de miles de estantes llenos de libros. En el centro,
había un enorme escritorio circular, en el cual había una chica sentada frente
a una computadora. A cada lado de éste, había varias mesas con sillas y en la
parte posterior del lugar había un enorme sillón de color negro.
-Bueno, bueno- murmuró alguien a
nuestras espaldas.
Me di vuelta para encontrarme con
un joven alto y espigado, portador de una tímida sonrisa y de un par de ojos
color café que brillaban de forma inusual.
-Ya era de que aparecieras por
aquí, ¿no lo crees, querido Al?- dijo, ensanchando la sonrisa. Dirigió sus ojos
hacía mí y me tendió su mano para que la estrechara-. Orión Saen, a su servicio,
señorita…
-Dana. Dana Busch- respondí, con
un suave apretón de manos.
-Bienvenida, Dana. Un placer
contar con su presencia.
El muchacho hizo una pronunciada
reverencia y no pude evitar que una carcajada brotara de mis labios.
-He de decir que usted es dueña
de una risa encantadora, señorita Busch.
-Vamos, Orión. La señorita tiene
que descansar y tú tienes tareas por hacer- lo reprendió Albano, con una mirada
entre severa y divertida.
El joven esbozó una sonrisa a
modo de disculpa y desapareció detrás de una puerta negra que había a nuestra
derecha.
-Bien, ahora te llevaré al que
será tu nuevo dormitorio… si es que deseas quedarte.
-¿Lo dices en serio? Este lugar
es fantástico- exclamé, sin poder contenerme.
-Bueno, genial entonces. Ven
conmigo.
Me condujo por el centro de la
sala hasta llegar a una doble puerta de madera oscura que daba a un iluminado
rellano del cual nacía una interminable escalera de caracol y comenzó a subir
por ella, con lentitud.
-Eres afortunada. El cuarto de
invitados da al parque que se encuentra detrás del edificio y por las mañanas
tendrás una maravillosa vista- comentó, como de pasada-. El sol te despertará.
-Prefiero eso al ruidoso
despertador que usaba en mi casa.
Él rió y se detuvo frente a una
puerta de color rojo.
-Aquí es. En el armario
encontrarás sábanas y frazadas para tu cama.
-Gracias- susurré, con la
sinceridad brillándome en los ojos-. No tienes idea de lo que esto significa
para mí.
-Sí la tengo, querida. Sí la
tengo- fue su misteriosa respuesta y siguió subiendo hasta desaparecer.
Entré a la habitación y el
asombro me dominó por completo. Mi nuevo dormitorio era amplio, iluminado por
la luz que se filtraba por el ventanal que Albano había mencionado y que estaba
semi oculto detrás de unas vaporosas cortinas de color celeste. El piso de
reluciente madera albergaba una cama enorme, una mesita de luz y sobre la pared
opuesta a la del inmenso armario de color oscuro, una inmensa biblioteca me
daba la bienvenida.
Sin poner contenerme, corrí hacia
ella y comencé a examinar los antiguos ejemplares que poblaban sus estantes.
Los títulos eran tan prometedores que, inconscientemente, fui eligiendo
aquellos que me atraían y rápidamente formé una pila sobre la cama.
Estaba decidiéndome entre dos
libros, cuando un pequeño sobre rojo se deslizó de entre las páginas de uno de
ellos. Lo tomé del suelo y mi corazón se detuvo por un instante: tenía el mismo
sello que la carta que aquel aterrador hombre le había dejado a mi padre.
Me senté en la cama, con el pulso
enloquecido y, por un instante, tuve el deseo de arrojar aquella carta por la
ventana. Tenía muy presente el brillo maligno de aquellos ojos y todavía
resonaban en mis oídos sus palabras. <<
Te aseguro que sabré si has leído la carta, niña>>
Leer el contenido de la misiva
podía ser la decisión más peligrosa que había tomado nunca pero también
significaba conocer esa verdad de la que
me había estado escondiendo durante años. Tenía a mi alcance las respuestas a
todos esos interrogantes que habían poblado mi vida pero, ¿tendría el valor de
hacerlo?
Oh my fucking God ! ¿Por qué la cortaste ahí? xp Espero con ansias que sigas escribiendo, te estaré vigilando ,)
ResponderEliminarMUAJAJAJA! Es la idea, mantener la intriga. Además es un adelanto :P
Eliminar¡Hola Sunshine! ¿cómo estás?
ResponderEliminarAyyss! Que intriga! ¿ Abrirá o no la carta?
Me encanto este adelante del segundo capitulo *-*. Me pregunto porque Al, respondió así, y me cayo bien Orion ^^, y ahh tiene ojos color café que lindo! A mi me gusta muchísimo ese color de ojos, son cálidos, y transmiten seguridad *-*.
Bueno, me alegro que hayas decidido seguir con esta historia, porque la verdad a mi me fascina, y cada vez aparecen más y más misterios.
Aguardando el próximo cap.! me despido.
Te cuidas muchísimo, y adiós.
Muchas gracias! Pienso igual hace de los ojos color café y fue justo por eso que elegí que Orión tuviera ese color.
EliminarPronto tendrás más de este capítulo. Gracias por leer!